A los 21 años le tocó vivir una situación adversa que jamás se hubiera imaginado. Sin embargo, resultó ser el puntapié para fundar su emprendimiento y encarar la vida con otros ojos. “El peor momento puede ser el mejor”, afirma Carmela Bustelo de 26 años. Por aquel entonces debió afrontar 70 sesiones de quimioterapia, 20 de rayos y hasta un autotrasplante de médula para combatir un agresivo Linfoma de Hodgkin.